“En tiempos donde se reivindica la ausencia de valores, yo sigo levantando la espada del orgullo, el honor, la rebeldía, la lealtad, la solidaridad, la valentía y ese conjunto de valores me empuja a analizar la historia, nuestra historia de lucha.”
Por estos días se cumplirán 10 años desde que el Centro Social Sacco y Vanzetti abriera sus puertas por primera vez.
Seguiríamos con el espacio, articulando ideas y proyectos contra toda autoridad, seguiríamos porque esa siempre fue nuestra actitud, aún en las peores épocas de represión y miseria, pero el 14 de agosto fuimos por segunda vez allanadxs en la llamada operación salamandra, enmarcada en el caso bombas. Ese mismo día fuimos desalojadxs, la casa clausurada y nuestras cosas retenidas y luego robadas.
La casa fue cerrada y custodiada por miembros de la policía de investigaciones, así terminaron 8 años y medio de okupación.
Golpe tras golpe, siempre nos levantamos, una y otra vez, pero ese último round, el de la recuperación de la casa, lo perdimos, en la confusión del momento, recibiendo golpes simultáneos y quedando disgregadxs en diversos escenarios de la lucha. Nos separaron. El poder y sus jugadas nos puso en realidades diferentes, separando nuestros mundos a la fuerza. Unxs fueron apresadxs, otros quedaron en la vereda, observando la destrucción y yo emprendí el vuelo, intentando evitar la cacería por el mayor tiempo posible.
Quizá esa diferencia de escenarios fue un factor que tendió a agudizar el contexto ya de por si adverso. Había que hacerse gigantes para avanzar y seguir luchando sin poder estar unidxs físicamente, pues nos separaban los barrotes, las murallas, las cámaras y las distancias.
Al menos entre prisionerxs y lxs compañerxs afuera podían seguir comunicadxs, ya fuera por visitas, cartas u otra forma de ingenio, si aquello no se hizo, pues una crítica profunda deberían cultivar quienes teniendo libre movilidad no hicieron lo suficiente, lo necesario para superar un presente hostil. Unx no puede sentarse y acomodarse en la espera de que los compañerxs abandonen la prisión y salgan a las calles, resignarse a ello es asumir que el estado nos enjaula compañerxs y congela las relaciones, algo así como un paréntesis que puede durar lo que dure la condena. Ese acto de deslealtad, de falta de compromiso y motivación es lo que va matando en la soledad a lxs prisionerxs.
La historia de la Sacco me hincha el corazón y me levanta la moral y no me sorprende ni por un segundo que la represión nos haya atacado con la virulenta forma que cobró. Es la venganza evidente, el odio que fueron cocinando a fuego lento en tantos años de intentar amedrentarnxs y ver que su intentos solo nos convencían de que había que luchar con más fuerza, con más inteligencia. Hay personas a las que la represión las vuelve más fuertes, otras se anulan y se encierran tras rejas imaginarias.
La Sacco fue variando en sus posiciones a lo largo de los años, creció desde contradicciones y discursos que se fueron radicalizando con el tiempo, asumiendo errores y tropiezos, viviendo traiciones y decepciones profundas. Pero ese camino fue/es hermoso, es la mejor fotografía de los procesos personales que se van comprometiendo, asumiendo riesgos y buscando la coherencia entre palabra y acción.
Es en definitiva el camino propio de cualquier luchadorx, que se va nutriendo de diferentes experiencias y del modo en que ellas van fortificando las convicciones propias y van abriendo nuevos senderos. Así fuimos fortaleciéndonos y dejando atrás la tibieza de algunos primeros planteamientos.
En más de 8 años, muchas cosas fueron cambiando, gente se fue, apuñalando por la espalda, sin un mínimo de lealtad y honor, otra simplemente se dedicó a diferentes tareas, igualmente de necesarias, igualmente de fructíferas. Y se fue conformando un colectivo libremente asociado, con voluntades que apuntaban a colectivizar ideas que niegan desde la práctica permanente el desarrollo de cualquier autoridad. Así nuestras prácticas fueron buscando la radicalidad y el punto de no retorno hacia el mundo del capital.
Levantamos un espacio de okupación diferente a lo que se conocía por esos años, en donde el reventón “rebelde” era la tónica, donde las bibliotecas eran más una especie de juego, de pose, que una labor dedicada, real y seria, asumida con responsabilidad. Nosotrxs fuimos nutriendo nuestra biblioteca, haciendo actividades para comprar gran cantidad de libros y manteniendo el compromiso de tener el espacio abierto contra viento y marea.
Así fuimos conformando una de las bibliotecas más completas de textos ácratas y de experiencias de lucha muy diversas en sus herramientas y planteamientos. Sentíamos la contradicción de tener lo que llamábamos “textos basura” como son toda la amplia gama de libros que piden en las instancias escolares. Decidimos seguir teniéndolos con el único afán de solidarizar con aquellos niños y jóvenes que no tenían dinero para comprarlos. Esas personas fueron desapareciendo del espacio, es cierto, pero en gran medida ese fue el fruto de la labor llevada a cabo por la prensa, que mes a mes nos levantaba como los representantes del demonio.
En nuestras asambleas decidimos cerrar la puerta al consumo y venta de alcohol, drogas y de productos provenientes de la explotación animal. Así nos ganamos el odio y la antipatía de quienes no conciben la lucha sin el decadente espectáculo de zombis ebrixs levantando el puño y derramando el vaso de cerveza, ebrixs que en nada se diferencian del público que atiborra las discotecas de moda.
Hoy por hoy los espacios autónomos mantienen siempre una clara inclinación hacia la liberación animal, pues es el camino lógico cuando realmente estás contra toda autoridad, pero por aquellos años debíamos lidiar con toda una serie de afisionadxs a los asadxs y al festival de la carne para generar ganancias en una actividad. Nos enfrascamos en largas discusiones para evitar estas prácticas decadentes y fuimos tensionando aún más las relaciones ya tensas.
Así fue como de nosotrxs, del espacio se fueron tejiendo una serie de descalificaciones, insultos y difamaciones. Lo peor no es lo que digan o dejen de decir, lo mas patético es que hay personas que ponen oído a la difamación y se apartan de un espacio y reproducen comentarios sin nunca haber puesto un pie en el lugar que tanto denostan. De este modo nuestras características personales pasaron a ser motivo para detestar el espacio y rechazar cualquier iniciativa que de éste pudiera emerger, la estupidez persiste, siempre.
A lo largo de los años vimos un desfile de personas, gente que fue pasando, viviendo algo así como la locura juvenil de estar contra el Estado y luego acomodarse en los puestos de trabajo a los que podían llegar gracias a sus títulos universitarios, nunca más se acordaron de luchar, nunca más. Vimos gente que fue diluyendo su fuerza en las fiestas, la jarana y el jolgorio, cambiando posiciones como un camaleón. Vimos pasar a mucha gente, mientras seguíamos afanadxs en ser un aporte y no dar pie atrás.
Fuimos empapándonos de la afinidad y la libre asociación, comprendiendo en lo concreto a que hacían alusión esos conceptos, miramos de pronto nuestro cotidiano vivir y comprendimos que en muchos casos lo que nos unía era un espacio físico y no un proyecto mayor. Asumir aquello fue un golpe al cerebro y nos remeció, entones empezamos a depurar nuestras relaciones y nuestro entorno. Para algunxs esto será un proceso autoritario, para mi y los demás compañerxs, es la natural lucha por crecer, vivir y desenvolverse en un entorno de afinidad, compromiso y real compañerismo.
Termino de escribir aquello y pienso en el proceso que viven hoy los compañerxs de la FLA en Argentina y diferencias más, diferencias menos, es una historia parecida a la de la Sacco en sus primeros años. Así que mi ánimo y mi energía hacia esxs compañerxs es gigante.
Se lo que significa luchar por un espacio, luchar por recuperarlo no solo de la especulación, el lucro y la represión, se sobretodo, lo que significa recuperarlo y defenderlo de la apatía de quienes no quieren hacer nada, pues sienten a su enemigo demasiado grande, demasiado arraigado o no comprenden el sentido de tomar el riesgo. Los espacios se recuperan, también de la abulia interna.
El tiempo en la Sacco fue pasando y fueron llegando nuevxs compañerxs, personas que fueron conformándose en hermanxs y cuyo recuerdo me invoca dulces y rabiosos momentos, la afinidad no es un lago en calma, es todo lo contrario, porque es un mar intempestuoso que en sus cambios de mareas va afianzando o destruyendo relaciones.
Era el año 2006 y tras la molotov a la Moneda y el allanamiento/desalojo a la Mansión Siniestra, los dueños legales de la casa, el Instituto de Salud Pública, inician un juicio para sacarnos. Decidimos luchar por mantener el espacio y entrampar el proceso el mayor tiempo posible. Y nuestra decisión de continuar y no armar las maletas pese a las amenazas, hizo que terminaran de irse quienes siempre estuvieron con un pie afuera. La represión siempre es el mejor filtro para comprobar compañerismos, lealtades y espíritus de lucha.
Algunxs dirán que defender una casa no es gran cosa, seguramente también les parece ridículo que las comunidades mapuche reivindiquen la recuperación y defensa de la tierra.
Ese gérmen de resignación es para mí como una enfermedad, que va extendiéndose a todos los aspectos de la vida, luchar por una casa es ridículo, luego también lo es luchar por la tierra, por la libertad de un compañerx, por la recuperación de la propia vida, luchar con riesgos siempre es ridículo, mejor es “luchar” en términos puramente discursivos, a través de textos que no ponen en tensión nada, que solo son lenguaje del estado bajo la pantomima de estar contra su contra.
Para mí las okupaciones se defienden, con todo, porque son los hogares que hemos conformado y donde hemos ido creciendo y porque son los espacios donde levantamos los proyectos que van articulando y materializando en el aquí y en el ahora los valores y deseos de una vida con aires de libertad.
La negación del Estado conlleva un momento represión y hay que estar dispuestx a asumir ese costo, con tal de embarcarme en la recuperación de la vida en las propias manos.
Era el año 2006 y a más represión, más nos fuimos radicalizando. Pero éramos en un momento solo dos personas viviendo en el espacio (aún cuando más lo sacaban adelante) y las cosas se ponían pesadas, noche a noche con esa sensación de que entrarían reventando puertas, me fui familiarizando con ello y le cambié el sentido, la idea es estar alerta, pero sin sufrimientos.
A la par que el juicio avanzaba, fueron llegando nuevos compañerxs y su fuerza, su risa, sus rabias, fueron generando un ánimo mayor, eramos pocxs, pero con todas la fuerzas de la historia, como decía la frase que repetíamos una y otra vez.
Recuerdo que la decíamos sin cesar, cada vez que teníamos que ir a buscar agua y cargar los bidones, porque no teníamos agua, una millonaria deuda nos tenia sin el vital elemento y tres veces por semana estábamos en el grifo, expuestxs a más no poder…¿se puede ser más vulnerable?.
En los mayores momentos represivos siempre estuvimos expuestxs a ser detenidxs en ese instante, me da tanta risa aquello y recodar nuestras travesías intentando evitar los carros policiales que patrullaban el barrio, recuerdo una vez donde nos cercaron entre dos patrullas y se bajó el oficial a cargo, quien sujetando su arma procedió ceremoniosamente a destapar uno de los bidones y oler su contenido, que risa, que habrá creído? que llevábamos 200 litros de bencina?, quien sabe..
Nos fuimos acostumbrando a la presencia represiva y aprendimos a convivir con los mercenarios, sin nunca bajar la guardia y asumiendo año con año que que vendrían tras nosotrxs, empeñados en encerrarnos y silenciar nuestra voz indómita. Pero nuestra fuerza común nos levantaba, nos hacía buscar el mejor camino para seguir aportando a la lucha, sin decaer, regalarnos o apagar nuestro fuego.
Y en ese ir avanzando, decidimos cambiarle el nombre al espacio, conservando el recuerdo y la memoria de dos ácratas italianos que fueron implicados en un homicidio y asesinados para dar un ejemplo al resto, intentando amedrentar la lucha. Mantuvimos sus nombres pero cambiamos, de la “Casa Libertaria” al Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti.
Cambiamos el nombre básicamente porque Casa Libertaria no explicaba en nada nuestras posiciones de vida y había que reivindicar la okupación, pues esa era la herramienta que estábamos utilizando. Por lo demás el nombre de “casa” no hacía alusión a otra cosa que no fuera una vivienda y si bien era nuestro hogar, era mucho más que un techo bajo el cual dormir, pues era un espacio que compartíamos con otras personas, que colectivizábamos con otrxs, ya fueran otras organizaciones y colectivos o las personas que cotidianamente iban a la biblioteca o a sus otras actividades.
Fuimos ampliando nuestro quehacer y conformando una serie de labores periódicas, como los foros, las tertulias, el cine y nuestras recordadas actividades con comidas y platos exquisitos, cuya gama de postres y dulces marcó un hito en las artes culinarias veganas, siempre donadxs por solidarixs compañerxs.
Ya no eramos solo una casa, eramos un centro social, superando esa dicotomía tan en boga, de lo social, versus lo antisocial. Recuerdo la discusión de horas para incluir esa frase en el nombre, hoy me da risa pensar que quienes más querían incluirlo y rabiaron largamente, luego se volvieron antisociales a muerte, ¿se morderán la lengua en la actualidad?, no importa, es parte de las contradicciones que hay que superar, por mi está bien (aún cuando no me agradaba en un principio), lo cierto es que era un espacio donde confluían realidades sociales diversas, que chocaban entre si o con su entorno y era un espacio en el corazón mismo de la sociedad santiaguina.
Fuimos materializando proyectos grandes, editando material y apuntando siempre hacia la expansión de ideas y prácticas antiautoritarias. Solidarizando codo a codo con compañerxs en prisión, levantando actividades que rescataban la memoria e ideando siempre la generación de dineros con fines solidarios. Nos hacíamos fuertes, en el ejercicio constante. La casa hervía de gente y daba gusto ver el fruto de tanto esfuerzo.
El 22 de Mayo de 2009, fue una madrugada como cualquier otra, con algo de frío, pero absolutamente normal. Nada hacía que nuestros sentidos detectaran lo que estaba aconteciendo. Mauri se iba, partía lejos y no pudimos ni despedirlo, ni conversar, ni abrazarlo y quitarle el mal humor. No pudimos sujetarlo en los brazos y decirle cuanto amor sentíamos por él. No pudimos, enfrascadxs en el vertiginoso ritmo de la vida, aveces unx olvida cultivar la fraternidad de las relaciones, el afecto y los cuidados, es un error, ya lo comprendí.
Mauri muere producto de la detonación del artefacto explosivo que portaba, la escuela de Gendarmería era su destino, pero no alcanzó a llegar, le faltaba media cuadra. Y todo se volvió un huracán. La represión se agudizó, el dolor se clavó como un cuchillo en el corazón y mucha gente se alejó como si portáramos una enfermedad mortal. Otrxs en cambio se acercaron, decididxs a no dejarse amedrentar, empeñadxs en fortalecer los lazos antiatoritarios.
Los noticieros de la mañana fueron relatando los hechos, pero sin ahondar demasiado en lo sucedido. Se sabía que un hombre de 27 años había muerto y escucharlo fue un golpe terrible, recuerdo que me zumbaron los oídos y me sentí como en una montaña rusa, me sobrecogí del dolor de comprender que habiamos perdido a un compañero, en ese minuto no sabia que era Mauri, la prensa no tenía la identidad todavía. Fui pasando de pieza en pieza despertando a lxs demás compañerxs, les fui contando lo que ocurría y viendo como sus rostros recibían el impacto. Ese gesto, que se fue repitiendo en todxs, es la muestra gráfica de que aquí no hay amiguismo, es un tema de solidaridad revolucionaria, no puede dejarte indiferente la partida de un compañero en circunstancias como esas, inclusive si estás de acuerdo o no con la táctica de la acción directa. Permanecer indiferente frente a una muerte así es no tener sangre en las venas.
Nos reunimos en torno al televisor a intentar recabar más antecedentes, algunxs fueron a internet y ya circulaban las primeras fotos, fotos terribles que nos fueron desgarrando el alma. Una bicicleta destruida, mangas de una chaqueta sobre la copa de un árbol, fotos que sugerían lo que había ocurrido, que generaban daño, pero que no alcanzaban el durisimo efecto de las que fueron circulando después. Los mercenarios no tienen límite en su morbosidad, en la indignidad de su ser.
Nuestro corazón fue palpitando aceleradamente, los datos iban dando el indicio de quien era el compañero muerto. No tengo palabras para describir ese momento, me cuesta escribir y me detengo, pues revivo todo lo que fue ese largo día. Brotan de mi lágrimas de sangre y es la muestra evidente de que un dolor como aquel, no se supera, no se suprime, no se va, vive y reside dentro nuestro, es la fortaleza guerrera la que te permite seguir luchando, entendiendo que derrumbarse es la victoria del enemigo.
Mis ojos se desbordan y creen que eso me vuelve indigna?, creen que el dolor empequeñece a un compañerx?, pues se equivocan, podré brotar lágrimas, pero ni por un segundo bajo la guardia, bajo los brazos y me retiro a desmoronarme en una esquina. Siento dolor porque es una perdida gigante, siento dolor porque tengo un corazón enorme, pero no pierdo de vista el horizonte de lucha, el dolor y la deserción no son sinónimos.
Hay quienes dicen estar contra el Estado pero solo reproducen sus lógicas de conducta y afanosamente buscan ser el macho alfa de la manada, insensibles y con el rostro imperturbable, si quieren un ejército el Estado les provee de uno, yo reivindico una posición guerrera ante la vida, que sabe avanzar con sus sentimientos, sus alegrías y sus dolores, pues conoce la profundidad de su ser y no se esconde tras caretas de estereotipos ganadores.
Recuerdo que encendimos la radio para nutrirnos de todo y el locutor describe el tatuaje del pecho. Ni Dios Ni amo.
Podría haber sido una desafortunada coincidencia, pero en el fondo sabíamos que nuestro tigre ya no estaba. Fue una flecha, que entró sin permiso, ni piedad, cuyo veneno nos cambió el rostro de forma instantánea. Nadie dijo nada, el momento permaneció suspendido entre el barullo de la radio y la televisión. No nos movimos, buscamos nuestros ojos y nos miramos largamente en silencio, había fuego en las miradas. Pueden brotar lágrimas ahora, pero en ese minuto no, no lloramos sino hasta el funeral, algunxs mucho tiempo después, no lloramos porque no podíamos, porque teníamos tanto por hacer, porque todo era una vorágine, porque nuestra cabeza buscaba la respuesta a la pregunta de cómo solidarizar, que hacer, como ayudar, como responder. No pudimos sino apretar el puño.
Entonces dieron su nombre y lanzaron su foto. La cacería estaba desatada y había que estar a la altura de las circunstancias, cuando unx lo comprende así, el camino se va abriendo y luchar se vuelve el verbo que va iluminando la noche.
Algunxs compañerxs fueron llegando a la casa, recuerdo que uno en bicicleta se coló justo cuando cerrábamos la puerta. Nos abrazó llorando y su calor calentó en algo el inmenso frío que se sentía, como si la casa estuviera de pronto cubierta de hielo. Espero que leas estas palabras hermano, espero que sepas cuan importante fue tu presencia ese día y cuanto lamento que estemos separadxs hoy.
Tomé al compañero felino y pedí que lo sacaran de la casa, pues no quería que viviera el allanamiento (que dábamos por hecho se produciría), así se lo llevaron en auto mucha a muchas comunas de distancia, pero Philip y su espíritu indomable se escapó apenas llegó a su refugio y lo perdimos.
Tuvieron que pasar dos meses para que una mañana retornara al hogar, flaquísimo, herido y con hambre de afecto. Como se orientó para volver? solo él lo sabe, lo cierto es que tampoco quería dejar su hogar sin pelear. No pudieron salvarlo tras el desalojo de 2010 y allí lo encontró la muerte, el no se quiso ir y algún desquiciado lo envenenó en la casa ya clausurada, nos odiaban por igual, a animales humanos y no humanos. Mi amor te honra y te recuerda.
Y ese 22 de mayo, nuestra calle se fue llenando de gente, nosotrxs ya estábamos decididxs a luchar, así que esperábamos desde el techo y el tercer piso. Observábamos como iba llegando gente y compañerxs, lo he dicho antes y lo repito con fuerza ahora, ese gesto de defensa que ustedes conformaron fue un misil de fuerza hacia nosotrxs, fue el combustible necesario para que se avivara la llama dentro de cada unx de lxs que estábamos adentro, decididxs a caer luchando, sin arrodillarnos jamás.
Ese gesto hermoso fue la fuerza colectiva que se negaba a callar frente a la muerte de un compañero. Ya se ha dicho, el silencio no es lo que debiese suceder ante la pérdida de un hermanx. y ese día no hubo silencio, hubo gritos, rayados, barricadas, persecuciones a la prensa y posiciones de ofensiva.
Pero esa noche la policía no entró, acordonó el área, gaseó, mojó, pero finalmente se fue y a la mañana siguiente aún ardían las fogatas… Si hubo orden de allanamiento o no, si cometimos un error al reivindicar a Mauri ese día, para mi es una discusión obsoleta, algunxs dirán que solxs nos pusimos la soga al cuello, que deberíamos habernos quedado calladxs, que inclusive deberíamos haber dejado la casa…y sigo insistiendo, es ese el germen de salvar el trasero a toda costa y relegar siempre, siempre, siempre, siempre cualquier choque con las fuerzas de seguridad.
Todo el mundo podría haberse quedado en silencio, bajo supuestas medidas se seguridad y que Mauri quedara diluido y fragmentado en el “análisis” que la prensa hacía de él, en las infamias que de él difundían. Podría haberse hecho eso y habría sido una deslealtad. Las lógicas de seguridad son herramientas para la vida en lucha, no existe un lógica de seguridad en el encierro en casa frente al televisor, apartándose de compañerxs perseguidxs o de espacios señalados, ese no es un camino de seguridad, es un camino de cobardía, en donde lo único que se busca es la protección personal para continuar en la plácida existencia. La seguridad es para la acción revolucionaria, no para el silencio cómplice.
Lo cierto es que cualquier que levantara su voz para hablar de Mauri sería señalado, pero lo cierto también es que nuestra sentencia ya estaba firmada, que las investigaciones en nuestra contra llevaban años, pues el poder estaba y está empeñado en sindicarnos como culpables de los ataques explosivos a nosotrxs, intentado así tapas la vergüenza de no tener la más remota idea de quienes han perpetrado los ataques
Como nosotrxs eramos un espacio abierto, con actividades permanentes y un discurso marcadamente antiautoritario, pues entonces teníamos que ser nosotrxs, la investigación policial tiene mucho de delirio y muy poco de inteligencia. Nos atacaron a nosotrxs, porque era lo único que veían, así de patético.
Nos decidimos a no decaer y a seguir agitando en nombre de Mauri, ayudando y solidarizando con quienes más lo necesitaban, no como acto caritativo y misericordioso, sino como un acto más de lucha, en donde los compañerxs no se abandonan, por muy grande que sea la adversidad. Y así se fueron sacando afiches y editando material, con la firme convicción de combatir el olvido y de poner en común las ideas de Mauri, otorgándoles a quienes no lo conocieron, la posibilidad de comprender por su propia boca cuales era las ideas que el compañero empuñó. Pero desde la soberbia de siempre, algunxs dijeron que intentábamos quedarnos con Mauri para nosotrxs, ¿se puede ser tan idiota y mas encima reivindicarlo?.
Pudimos haber atesorado su recuerdo y quedarnos con nuestra experiencia y conocimiento para nosotrxs solxs, así con el cambio de generaciones su voz se iría apagando y sus ideas serían una incógnita, como lamentablemente ocurre con muchxs compañerxs muertos, cuyos pensamientos se pierden con el paso del tiempo o que inclusive no se conocen.
En el fondo es casi un chantaje, en donde o te quedas callado o serás sindicadx como intentando acaparar la memoria…que ridículo, nunca le pusimos una mordaza en la boca a nadie, al contrario, contribuimos a que muchxs compañerxs pudiesen dar sus opiniones, si alguien se quedó calladx es bajo su propia responsabilidad, que no puede atribuírsela al resto. Nosotrxs solo hicimos aquello que nos dictó la conciencian y pienso que siempre fue poco, que se pudo haber hecho más. Me siguen rondando las mismas preguntas de un inicio y las mismas ganas de poder decirte todo aquello que no te dije nunca, pero ya es tarde y esa es una lección de por vida.
Después de tu muerte todo se aceleró y nos allanaron en diciembre de 2009, luego vino el desalojo de agosto y yo me quedé en este escenario tan complejo, tan plagado de contradicciones y rabias, huyendo hace más de un año.
Mis hermanxs fueron apresadxs y tuvieron que compartir con seres indignxs que decidieron difamar para el beneficio del poder, lxs mismxs que hoy son reivindicadxs como compañerxs y que solo se merecen el repudio y el asco general.
Tras meses en prisión pudieron salir a la calle y hoy se sientan a escuchar tediosas audiencias que solo demuestran que esto es una venganza y nada más.
Algunxs lograron el sobreseimiento y pueden caminar con más soltura por las calles. Pero esto no parará, lo tienen claro, lo sé. El cierre entre sombras y silencio
Y hoy miro hacia atrás y analizo, errores, aciertos, proyectos y actividades, lo dulce y lo amargo y cada uno de esos momentos solo confirma lo expresado tantas veces, la necesidad de la proliferación de espacios que nieguen la autoridad. Espacios posicionados contra el poder, contra la dominación y la explotación, espacios autónomos, horizontales y decididxs a no pactar, ni agachar la cabeza ante nadie.
Esos espacios sirven, nutren, aportan, fortifican y potencian a compañerxs, posibilitando el avance de las convicciones y los valores, aumentando cuantitativa y cualitativamente las posiciones antiaturoritarias en la guerra social. Los espacios autónomos aportan en la medida en que rompen con el amiguismo y se deciden a participar activamente en la agudización del conflicto.
Así cualquier persona, conocida o no, puede tener acceso a libros, experiencias, discusiones sin la dependencia a alguien en específico que se decida a compartir sus propias vivencias o -las tan tristemente comunes- bibliotecas personales.
Los espacios antiautoritarios para mí no son espacios para “lxs afines”, sino más bien espacios para ir generando afinidades, pero cerrarle la puerta a alguien porque simplemente no se le conoce me parece una estupidez, algo así como un elitismo negro para acceder a determinada literatura, películas o foros.
Pero así como es importante la proliferación de las okupaciones y espacios autónomos, de igual medida es necesaria la defensa de los mismos en momentos de represión, no puede ser posible que aquella labor solo le corresponda a quienes vivieron en el lugar, para mi es una tarea que incluye a quienes se han ido nutriendo de esos espacios y han visto fortificada su propia vida. Es un asunto de lealtad.
Y no hablo solo de una defensa en términos materiales, como ir a resistir un desalojo o dar combate afuera de los espacios, sino que hablo también de una defensa ofensiva en términos de posiciones y reivindicación de la memoria. Eso es lo que siento que no ocurrió en los primeros meses, de hecho siento que recién está ocurriendo ahora, cuando leo textos, reflexiones y siento los guiños de complicidad, esa es fuerza y se sienten, en medio del silencio borrego como algunxs dijeron por ahí. Son los gestos concretos los que disipan las sombras que nos impone el poder, son los gestos concretos los que reconfortan la moral y dan continuidad de lucha.
Se necesitan espacios de encuentro e intercambio de experiencias, de tensiones y discusiones, se necesitan espacios que ejerzan una labor real y no simplemente levanten consignas que se diluyen cuando el poder embiste con fuerza, si los brazos se bajan cuando las condiciones se agudizan es el peor mensaje, pues se difunden las ideas timoratas y no la insumisión.
En ese sentido unx espera y anhela que los proyectos llevados a cabo con otrxs compañerxs continúen su curso cuando la represión nos cae encima, como mejor gesto solidario, es la idea que se anida en nuestros corazones, que si unx cae, más se levanten, por lo mismo cuando se cierran coordinaciones, mueren instancias de lucha y se cierran espacios, más allá del respeto a la autonomía en la decisión, queda un amargo sabor indudablemente.
Quizá algunxs compañerxs se pregunten el por que de la necesidad de reivindicar la historia de lucha de la Sacco, quizá no comprendan las razones, no las entiendan, cegados por las luces del eterno presente. El llamado que hago, el aullido en medio del silencio no se debe a una sensiblería barata o una angustiosa nostalgia de un tiempo pasado que fue mejor. No se confundan, no es eso, no.
En tiempos donde se reivindica la ausencia de valores, yo sigo levantando la espada del orgullo, el honor, la rebeldía, la lealtad, la solidaridad, la valentía y ese conjunto de valores me empuja a analizar la historia, nuestra historia de lucha.
Y la Sacco es parte de eso, es un pedazo de historia de lucha en tiempos de represión, muerte, cárceles y fugas, en medio de todo ese huracán, nosotros nos atrevimos a existir, a levantar el puño y seguir luchando, obstinada y solidariamente. En tiempos de mordaza nosotrxs nos atrevimos a gritar con fuerza, cada una de nuestras ideas y el nombre de nuestrxs muertxs, nuestrxs prisionerxs y nuestrxs compañerxs en fuga o perseguidxs en la guerra social, nos atrevimos a existir, nos atrevimos a luchar y por sobre todo, nos atrevimos a vencer…
Alizar, recordar, criticar fuerte pero fraternamente es una forma de vencerle la mano al poder y la amnesia que nos impone. Es la mejor forma de decir, nos desalojaron, pero no arrancaron de raíz ese pedazo de historia, de potentes experiencias y sinceros esfuerzos.
La memoria como un arma es aplicable no solo a personas, sino que a procesos colectivos que generaron un aporte en las posiciones de ofensiva. La memoria como un arma, es negarse a la resignación de que nos roben espacios y compañerxs mientras nosotrxs observamos como espectadrxs mudxs.
Hay un mundo de detalles que desconozco, pues la imposición de la distancia, el silencio reinante y la escasez de información con respecto a esos primeros meses, solo nublan mis pensamientos, pero me anticipo intentando dimensionar y comprender como fue que el silencio se transformó en esta bruma tan densa y espesa que envuelve al desalojo de la Sacco y al cierre de otros espacios que se plateaban en ofensiva. Y en medio del silencio, solo se escuchan las infamias de la fiscalía y de la prensa. Y creo/siento que el silencio es decidor, es opresivo en una época donde se deberían escuchar con fuerza nuestras opiniones/reflexiones sobre todo lo que ha ocurrido. Ese silencio me hace pensar y endurecer el rostro.
Conozco las características miserables de lxs seres humanxs, se que en estos tiempos deben existir personas que hablen de una supuesta derrota de la Sacco, derrota de quienes levantamos ese espacio y dimos hasta el último aliento por defender, no la casa y sus materiales, sino más bien, el espíritu de la revuelta y la vida contra toda autoridad. Quién está derrotadx?, quien sigue luchando hasta el final o quien se acomoda a los espacios y ritmos del poder?….
Porque la represión se abalanzó en cacería hacia nosotrxs, porque nos atacó, nos escudriñó y fichó, porque detuvo a algunxs de nosotrxs, porque finalmente nos desalojó de un espacio físico…por eso hablan de derrota de la Sacco?…. cuando los golpes se suceden como una tormenta de nieve nunca faltan los espíritus miserables que levantan su dedo para acusar a quienes han dejado los pies en la calle luchando por la liberación total. Ese rasgo es típico de quienes buscan blanquear su imagen, a la espera de que la oleada represiva nunca toque las casitas donde duermen en paz.
Recibir la represión, el castigo ejemplificador no es sinónimo de derrota. Que nuestros rostros circulen en la prensa no nos vuelve fracasadxs y perderdorxs, entender así el conflicto es acomodarse en la butaca de espectador, es pretender ilusamente que será el Estado quien te otorgue el permiso para cuestionarlo y enfrentar su poderío. Es hablar de guerra social y llenarse la boca con consignas muertas, pues luego vienen los golpes y abrazan el silencio como mejor defensa. Es hablar de guerra pero solo en tiempos de paz.
Si la victoria está condicionada a que los organismos de control jamás nos detecten o nos apresen, pues entonces la guerra social es y será un proyecto muerto, anulado antes de nacer.
La victoria pasa para mí por el no arrepentimiento, por las ideas vivas que se fortifican en el actuar permanente, constante, incansable, irreductible, indómito y comprometido. Que se fortifica en los golpes que recibe en vez de salir huyendo a camuflarse con el silencio y la indignidad de estar dispuestx a todo con tal de mantener limpio el pellejo…
Y siempre es así, siempre habrá quienes busquen salvar su sucio trasero a toda costa, inclusive ensuciando el honor de otrxs compañerxs, siempre habrá quienes se vistan de jueces y se apresuren a decir que lxs luchadorxs han perdido, han fracaso simplemente porque la represión les ha caido encima…..cobardes e infames siempre habrá, pero también habrá siempre quienes no se acomoden, quienes no se callen, quienes no se resignen, quienes se arriesguen…y entre ese grupo indómito se encuentran las personas más hermosas y valorables del mundo.
El Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti un proyecto fracasado?….espero que quienes levantan esa infamia no extrañen su lengua cuando ya no la tengan…llegará el momento en que tengan que enfrentarme, no lo duden ni por un instante.
8 años y medio de proyectos contra el estado y sus lógicas de dominación, 8 años y medio de colectivizar materiales, experiencias, risas y dolores. 8 años y medio generando grandes volúmenes de dinero con el único fin de solidarizar con los prisionerxs y sus familias.
8 años y medio editando y elaborando material propio, libros que se escribían con tinta de sangre. 8 años y medio generando propaganda tendiente a agitar la paz de cementerios que nos imponen como realidad…..8 años y medio de una victoria constante, la victoria y el orgullo de seguir, avanzando en medio de la tormenta que la autoridad cierne sobre quienes osan cuestionarla y viven bajo lógicas autónomas.
8 años y medio del orgullo de materializar todo aquello que construimos con palabras, 8 años y medio de levantarse por sobre las contradicciones y seguir, seguir luchando aún cuando el tiempo se abalanzara contra nosotrxs.
“Orgullosxs de nuestra lealtad, no aceptamos derrotadxs que nos quieran enlodar”
Gaviota
Orgullosa integrante del Centro Social y Biblioteca Sacco y Vanzetti.
Gabriela curilem’s third letter from clandestinity – reflections on the cso sacco and vanzett.
from liberaciontotal, translation from anews:
These days will mark 10 years since the Sacco and Vanzetti Social Center opened its doors for the first time.
We continued with the space, articulating ideas and projects against all authority, we kept on because that has always been our attitude, even in the worst periods of repression and misery, but that August 14th we were raided for the second time in the name of operacion salamandra, [Operation Salamander] and the bombs case. That same day we were evicted, the house closed off and our things seized and later stolen.
The house was closed and guarded by members of the investigatory police, thus ending eight and a half years of occupation.
Strike after strike, we always recovered, time and again, but this last round, that of the reclamation of the house, we lost, in the confusion of the moment, taking simultaneous blows and remaining scattered over diverse settings of struggle. We were separated. Power and its plays put us in different realities, separating our worlds by force. Some were arrested, others kept on the sidewalk, watching the destruction and I flew away, to avoid the hunters for as long as possible.
Maybe this difference in setting was a factor that tended to aggravate the already difficult situation. We need to take giant steps towards moving forward and keep fighting- without being able to be together physically, since we are separated by the bars, the walls, the modes of surveillances, and the distances.
At least, prisoners and comrades outside were able to keep communicating, be it through visits, letters, or other creative means. If those actions were not taken, it should cultivate a profound critique of those with freedom of movement who did not do enough, and what was necessary, to overcome a hostile present. One cannot lie and rest, with the expectation that these comrades will leave the prisons and take the streets, to be resigned to this is to allow the state to put our comrades in cages and freezes relationships, something like a parenthesis that can last as long as the chains. This act of disloyalty, of lack of commitment and motivation is what slowly kills the prisoners out of loneliness.
The first steps
From the Casa Libertaria to the Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti
The history of la Sacco fills my heart and raises my spirits and it does not surprise me for a second that repression has attacked us with such virulence. It is obvious revenge, the hate slowly simmering over so many years of trying to frighten us and seeing that their intentions only convinced us of the need to struggle with more strength, with more intelligence. There are people who were repressed with more force, others vanish and are trapped behind imaginary bars.
La Sacco shifted its positions over the years, born of contradictions and discussions that were radicalized over time, taking on errors and setbacks, living through betrayal and deep deceptions. But this path was and is beautiful, it is the best image of the personal processes of engagement, taking risks and seeking coherence between word and action.
Each fighter’s own path is defined by the different experiences that nurture and strengthen their own convictions and opening new paths. Thus we fortifying ourselves and leaving behind the tepidity of some of the earlier approaches.
In over eight years, many things changed, people left, stabbing us in the back, without an ounce of loyalty or honor, others simply dedicated themselves to different work, equally necessary, equally fruitful. A collective of free association developed, with desires to collectivize/share ideas that rejected the development of any authority in permanent practice. Thus our practices sought radicalism and the point of no return toward the world of capital.
We built an occupied space different from what was familiar in those years, in which “rebellious” acts are drinking tonic, where the libraries were more a type of game, for show, than a work of dedication, real and serious, taken with responsibility. We were nurturing our library, doing activities to buy a lot of books and maintaining a commitment to having an open space against all odds.
Thus we were building one of the most complete libraries of anarchist texts and of experiences of struggle incredibly diverse in their tools and approaches. We felt the contradiction of having what we called “garbage textbooks” which embody the spectrum of books required in compulsory educational institutions. We decided to keep them with the sole aim of being in solidarity with kids and youth who didn’t have the money to buy them. These people were disappearing from the space, certainly, but this was largely the fruit of the press’ labor, which month after month portrayed us as representatives of the devil.
In our assemblies, we decided to close the door to the sale and consumption of alcohol, drugs, and the products of animal exploitation. Thus we earned the hate and antipathy of those who did not understand struggle without the decadent spectacle of drunk zombies raising their fists and spilling their pint glasses, drunk in public no different from those cramming into the hottest nightclubs.
Today, autonomous spaces always maintain a clear inclination toward animal liberation, as it is a logical path if you are really against authority, but for some years we had to deal with a range of aficionados of roasts and meat markets to profit for/from an activity. We engaged in long discussions to avoid these decadent practices and we were making already tense relations even tenser still.
That’s how, like about us, there were woven a series of discredits, insults, and defamations about the space. The worst is not what they say or don’t say, what’s more pathetic is that there are people who hear defamation and distance themselves from a space and reproduce that commentary without ever having set foot in the space they so revile. In this way our personal traits became reason to hate the space and reject any initiative that emerged from it, stupidity persists, always.
Over the years we saw a procession of people, people who were passing through, experiencing something like the juvenile madness of being against the state and later settle into the positions of work they could get thanks to their university degrees, never again did they remember to resist, never again. We saw people diluting their strength at parties, the revelry and merriment, changing positions like a chameleon. We saw many people pass, meanwhile we kept striving to be a contribution and not step one foot back.
We were overflowing with the illusion that affinity and free association was a concrete concept and had the understanding that what unified us was a physical space and not a larger project. Assuming the latter, was a blow to the head and it rattled us, then we began to purify our relationships and our environment. For some this is an authoritarian process, for myself and the other comrades, it is a natural struggle to grow, live and develop in an environment of affinity, commitment and real comradeship.
I stop writing about the latter and instead shift my focus on the process that comrades are living under in the FLA in Argentina and give or take a few differences, it is a story similar to that of la Sacco in its first years. So my thoughts and my energy for these comrades are enormous.
I know what it means to fight for a space, to fight to reclaim it not only from speculation, profit and repression, that above all, what it means to reclaim and defend it from the apathy of those who desire nothing, and feel that the enemy is too great, too ingrained or don’t understand the sense of taking risks. The spaces are recovered, as well as internal apathy.
Time in la Sacco was passing and new comrades were arriving, people who were becoming family, and whose memory invokes both sweet and angry moments, affinity is not a tranquil pond, quite the opposite, because it is a tempestuous sea which in its waves strengthens or destroys relationships.
It was the year 2006 and after the molotov at la Moneda and the raid/eviction of la Mansión Siniestra, the legal owners of the house, the Institute of Public Health, started legal proceedings to remove us. We decided to fight to keep the space and impede the process for as long as possible. And our decision to continue and not to pack our suitcases in spite of the threats, made those who always had one foot out the door leave once and for all. Repression is always the best filter to test comradeship, loyalty and the spirit of struggle.
Some will say that to defend a house is no big deal; surely it also seems ridiculous to them that Mapuche communities vindicate themselves by reclaiming and defending the land.
This seed of resignation to me is a sickness, that extends to all aspects of life, to fight for a house is ridiculous, then to fight for the land, for the freedom of a comrade, for the reclamation of one’s own life, to struggle with risks is always ridiculous, it’s better to “struggle” in purely discursive terms, through texts that do not agitate tension, which are only the language of the state beneath the pantomime of being against it.
For me the squats are defended, with everything, because they are homes that we have built and where we have grown and because they are spaces where we build the projects that articulate and materialize the values and desires of a life with the air of freedom in the here and now.
The refusal of the state brings repression with it, and one must be ready to assume this cost, so long as we embark the process of reclaiming and making our lives with our own hands.
It was the year 2006 and the more repression, the more we were radicalized. But we were at one moment only two people living in the space (even though there was more support behind it) and things became stressful, night after night with the feeling that they would burst through the doors, I was familiarizing myself with the feeling and changing it’s meaning to the idea of being alert, but without suffering.
As the trial went on, new comrades were arriving with their strength, their laughter, their anger, building a greater spirit, we were few, but with all the strength of our history, so went the phrase we repeated again and again.
I remember that we said it constantly, every time we had to go to look for water and carry the barrels, because we didn’t have water, a millionaire debt left us without the vital element and we were at the tap three times a week, exposed to the utmost…can you be more vulnerable?.
In the most repressive times, we were always subject to arrest in an instant, and it makes me laugh to remember our passages trying to avoid the police cars that patrolled the neighborhood, I remember once when we were caught between two patrols and the officer got out, who holding his weapon ceremoniously proceeded to open one of the barrels and sniff its contents, what a laugh, what could he have believed? that we were carrying 200 liters of gasoline?, who knows…
We were accustomed to this repressive presence and we learned to live with the mercenaries, without ever lowering our guard and assuming year after year that they would come for us, trying to lock us up and silence our indomitable voice. But our common strength raised us up, it made us search for the best way to keep contributing to the struggle, without decaying, giving ourselves away or putting out our fire.
So to move forward, we decided to change the name of the space, conserving the memory of two Italian anarchists who were implicated in a murder and assassinated to serve as an example to the rest, in an attempt to scare off the struggle. We kept their names but changed from the “Casa Libertaria” to the Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti.
We changed the name basically because Casa Libertaria didn’t say anything about our positions in life and it was necessary to reclaim the occupation, as this was the tool that we were using. Besides, the word “house” makes no reference to anything other than a dwelling and indeed it was our home, but it was much more than a roof under which to sleep, it was a space that we shared with other people, that we collectivized with others, whether they were organizations and collectives, or the people who came to the library or other activities on a daily basis.
We were broadening our work and creating a series of periodical work, like forums, debates, films, and memorable activities with food and exquisite dishes, whose gamut of pastries and sweets were a milestone in vegan culinary arts, always donated by comrades.
Then we were not only a house, we were a social center, overcoming that dichotomy which is so en vogue, of the social, versus the antisocial. I remember the hours-long discussion to include that phrase in the name, today it makes me laugh to think that those who wanted to include it the most and fumed for so long, later they become antisociales a muerte, would they bite their tongues at the literal-ness?, it doesn’t matter, it’s part of the contradictions that must be overcome, for me it’s fine (even when I disagree in principle), what’s certain is that it was a space where diverse social realities converged, clashing with each other or with their environment and it was a space in the very heart of the society of Santiago.
We were building great projects, editing material and always taking notes regarding the expansion of antiauthoritarian ideas and practices. Standing in solidarity arm and arm with comrades in prison, putting on activities that reinvigorated our memories and always raising money toward goals of solidarity. It made us strong, the constant exercise. The house teemed with people and it was a pleasure to see the fruit of so much effort.
Black night of black omens
May 22nd, 2009, was a morning like any other, a little cold, but absolutely normal. Nothing made us sense what was happening. Mauri left, he went far away and we could not see him off, or talk to him, or embrace him and put him in a good mood. We could not hold him in our arms and tell him how much we loved him. We couldn’t, caught up in the dizzy rhythm of life, sometimes one forgets to cultivate relationships, affection and care, I knew then that it was a mistake.
Mauri’s death was because of the detonation of an explosive device he was carrying, his destination was the Gendarmería school, but he didn’t get there, he was half a block away. And everything became a hurricane. The repression worsened, the pain pierced like a knife in the heart and many people pulled away as though we carried some deathly illness. Others, however, drew closer, refusing to be deterred, pledging to strengthen antiauthoritarian bonds.
The morning reporters were reciting the facts, but without delving too much into what had happened. We knew that a 27-year-old man had died and to hear that was a terrible blow, I remember my ears ringing and I felt like a rollercoaster , I was enveloped in the pain of understanding that we had lost a comrade, at that point we didn’t know that it was Mauri, the press still didn’t have his identity. I went floor by floor waking up the other comrades, telling them what had happened and seeing how their faces reacted. This, repeated in everyone, is the graphic demonstration that here there is no cronyism, it’s a matter of revolutionary solidarity, you can’t remain indifferent toward the departure of a comrade in circumstances like these, even whether or not you agree with the tactic of direct action. To remain indifferent in the face of death like that is to not have blood in your veins.
We gathered around the TV to try to gather more background information, some went to the internet and there circulated the first photos, terrible photos that tore at our souls. A wrecked bicycle, sleeves of a jacket caught on top of a tree, photos that suggested what had occurred, that there had been damage, but that could not compare with the gravity of the impact of what was to follow. The mercenaries are unlimited in their morbidness, in the indignity of their being.
Our heart was pounding, the facts gave some indication of who the dead comrade was. I have no words to describe that moment, and I get overwhelmed writing about it and stop to relive everything that was that long day. Tears of blood rip through me, and it’s the evidence that pain like that, it is not overcome, not suppressed, doesn’t go anywhere, it lives and resides inside us, it’s the warrior strength that lets you keep fighting, understanding that to break down is victory for the enemy.
My eyes overflow and they think that makes me undignified?, they believe that pain diminishes a comrade?, Well they are mistaken, I will be able to shed tears, but not for one second do I lower my guard, drop my arms and retreat to crumble in a corner. I feel pain because it is a great loss, I feel pain because I have an enormous heart, but I don’t lose sight of the horizon of struggle, pain and desertion are not synonyms.
There are those who claim to be against the state but only reproduce its logic of conduct and hurriedly look to be the macho alpha of the herd, insensitive and stone-faced, if they want an army the state provides them one, I claim the position of warrior through every aspect of life, who knows to move forward with her feelings, joy and pain, but knows the depth of her being and does not hide behind the mask of the stereotypical champion.
I remember we turned on the radio to take it all in and the announcer described the tattoo on the chest. Ni Dios Ni amo. [en: no gods, no masters]
It could have been an unfortunate coincidence, but ultimately we knew that our tiger wasn’t there. It was an arrow, that entered without permission, without piety, whose venom changed our faces in an instant. Nobody said anything, the moment was suspended between the noise of the radio and the TV. We didn’t move, we searched each others’ eyes and we watched for a long time in silence, there was fire in those eyes. We can shed tears now, but not in that minute, we didn’t cry until the funeral, some much later, we didn’t cry because we couldn’t, because we had so much to do, because everything was a whirlwind, because our mind searched for an answer to the question of how to stand in solidarity, what to do, how to help, how to respond. We couldn’t without clenching our fists.
Then they said his name and released his photo. The hunt was on and we had to rise to the occasion, when one understands it as such, the path opens up and the struggle becomes the verb that illuminates the night.
Some comrades were arriving at the house, I remember that one on a bike slipped in just as we closed the door. He embraced us, crying, and their fire warm our insides from the immense cold that we felt, as though the house was suddenly made of ice. I hope you read these words, brother, I hope you know how important your presence was that day and how sorry I am that we are separated now.
I took the comrade and asked them to get him out of the house, since I didn’t want him to experience the raid (that we knew would happen), so they drove him many districts away, but Philip and his indomitable spirit escaped as soon as he arrived at the shelter and we lost him.
It took him two months to return home, skinny, wounded, hungry for affection. How did he find his way back? only he knows, what is certain is that he also didn’t want to leave his home without a fight. They couldn’t save him after the eviction of 2010 and there he was found dead, he didn’t want to go and some psycho poisoned him in the shuttered house, they hated us equally, human and non-human animals. My love, I honor you and remember you.
On May 22, our streets were filling with people, and we had already made up our minds to fight, so we waited from the roof and the third floor. We watched the flow of people and comrades, I have said before and I say it again, this act of defense that our comrades performed was a missile of strength for us, it was the combustion necessary to revive the call within each of us who was inside, who had decided to die fighting, without ever falling to our knees.
This beautiful gesture was the collective force that refused to be silent before the death of a comrade. I’ve already said that silence is not what should happen in response to the death of a brother. And that day there was not silence, there were screams, scratches, barricades, attacks on the press and positions of offense.
But that night the police did not enter, they cordoned off the area, gassed, hosed, but in the end they left and the next morning the campfire kept burning… Whether or not there was an search order, whether we were wrong to claim Mauri as our own that day, for me is a moot point, some will say that we alone slid the rope around his neck, that we should have stayed quiet, even that we should have abandoned the house…and I still insist, that is the zeal to save one’s ass at any cost and relegate always, always, always, always every clash with security/police forces.
The whole world could have stayed silent, under supposed security measures and Mauri could have remained diluted and fragmented in the “analysis” the press had of him, in the disgraces they spread about him. This could have happened and it would have been a betrayal. The logistics behind security culture are tools for life in struggle, there is no safety in being shut in the house in front of the TV, far away from persecuted comrades or surveilled spaces, this is not the way of certainty, it is the way of cowardice, in which the only thing sought is personal protection in order to continue a placid existence. Certainty is for revolutionary action, not complicit silence.
It is/was certain, anyone who raised their voice to speak of Mauri would be noticed and watched, but it is/was also certain that our judgment was already signed, that the investigations against us had been going on for years, after all power was and is determined to group as as guilty of the explosive attacks against us with the intent to cover the embarrassment of not having the slightest idea of who perpetrated those attacks.
Since we were an open space, with permanent activities and markedly antiauthoritarian discourse, after all, we had to be true to ourselves,, the police investigation was of much frenzy and very little intelligence. They attacked us, because we were the accessible and visible, it was that pathetic.
We decided not to fade away and to keep fighting Mauri’s name, helping and standing in solidarity with those who needed it most, not as a charitable and merciful act, but more as an act of struggle, in which comrades are not abandoned, however great the adversity. And we were taking out posters and editing material, with a firm conviction to combat forgetting and to share Mauri’s ideas, granting those who weren’t familiar, the opportunity to understand those ideas that this comrade wielded from his own lips. But out of that eternal arrogance, some said that we were trying to keep Mauri with us, can you be so stupid and then claim him on top of that?
We could have hoarded his memory and kept our experience and knowledge to ourselves, and with the change in generations, his voice would be extinguished and his ideas would be a mystery, like what sadly happens with so many dead comrades, whose thoughts and ideas are lost with the passing of time or even never known.
In the end, it’s almost blackmail, in which you stay quiet or you’ll be accused of trying to monopolize memory…how ridiculous, we never silenced anyone, to the contrary, we helped make it so that many comrades could express their opinions, if anyone stayed silent it’s their own responsibility, you can’t blame that on everyone else. We only did what we could in good conscience and I think it was always too little, that more could have been done. They keep surrounding me the same questions from the start and the same desire to be able to tell you all that I never said, but it’s already late and that is a life lesson.
After your death, everything accelerated and they raided us in December 2009, later came the eviction in August and I stayed in this complex situation, so plagued by contradictions and rage, underground for over a year.
My brothers and sisters were captured and had to share facilities with shameless beings who decided to slander for the benefit of power, the same who today are vindicated as comrades and who only deserve rejection and general disgust.
After months in prison they were able to return to the streets and today sit and hear tedious audiences which only demonstrate that this is revenge and nothing more.
Some were able to resurface and can walk the streets with more ease. But this will not stop, they know, I know. The border between shadows and silence.
And today I look back and analyze, mistakes, successes, projects and activities, the sweet and the bitter and each of those moments only confirms what has been stated so many times, the necessity of the proliferation of spaces that refuse authority. Spaces positioned against power, against domination and exploitation, spaces which are autonomous, horizontal, and determined not to compromise, or bow their head before anyone.
These spaces serve, nurture, and strengthen comrades, making it possible to advance convictions and values, quantitatively and qualitatively growing antiauthoritarian stances in the social war. Autonomous spaces contribute in that they break with cronyism and decide to actively participate in the heightening of conflict.
This way, anyone, familiar or not, can have access to books, experiences, and discussions without depending on someone specific to decide to share their own experiences or -he sadly common- personal libraries.
Antiauthoritarian spaces, for me, are not spaces for “los afines”, but rather spaces for building affinities, and to close the door to someone simply because they are unfamiliar seems stupid to me, something like elitism in accessing certain literature, films or discussions.
But just as the proliferation of occupations and autonomous spaces is important, their defense in moments of repression is equally necessary, it’s not possible that the labor only belongs to those who live in the place, for me it’s a task that includes those who have fostered these spaces and have seen it take its own life. It’s a matter of loyalty.
And I’m not only talking about defense in material terms, for example to resist and eviction or stand and fight outside the spaces, but I also speak of a defense which is offensive in terms of positions and the vindication of memory. This is something I feel did not happen in the first months, in fact now I feel that its been happening recently, when I read texts, reflections and I feel the wink of knowledge, that is power and it is felt, amidst the silent sheep as some there have said. They are concrete gestures that dissipate the shadows that power casts over us, they are the concrete gestures that comfort the spirit and give continuity to the struggle.
We need spaces of encounter and exchange of experiences, of tension and discussion, we need spaces that do real work and don’t simply hoist slogans that are diluted when power comes down hard, if arms fall when conditions become more strained is the worst message, then the ideas spread are timid and not rebellious.
In this sense, one hopes and desires that the projects brought to fruition by other comrades continue their course when repression falls upon us, as the greatest gesture of solidarity, it is the idea that is nested in our hearts, that if one person falls, still more rise up, the same when projects fall apart, moments of struggle die and spaces close, beyond the respect of autonomous decision, there remains an undeniable bitterness.
Maybe some comrades question the necessity to vindicate the history of the struggle at la Sacco, maybe they don’t understand the reasons, they don’t get it, blinded by the lights of the eternal present. My call, the cry in the silence is not due to cheap sentimentality or an anguished nostalgia for better times past. Make no mistake, that’s not what this is.
In times when an absence of values is rewarded, I still raise the sword of pride, honor, rebellion, loyalty, solidarity, courage and this ensemble of values pushes me to analyze history, our history of struggle.
And la Sacco is part of that, it’s a piece of the history of struggle in times of repression, death, jails and escapes, amidst this hurricane, we dared to exist, to raise our fists and keep fighting, stubborn and in solidarity. In times of silence we dared to scream with force, all of our ideas and the names of our dead, our prisoners and our comrades who are fugitives or persecuted in social war, we dared to exist, we dared to struggle and above all, we dared to overcome…
To straighten out, to remember, to critique strongly but fraternally is a form of defending the hand of power and the amnesia it imposes on us. It’s the best way to say, they evicted us, but they did not uproot this piece of history, of potent experiences and true vigor.
Memory as a weapon is applicable not only to individuals, but to collective processes that contribute to positions of attack. Memory as a weapon, is to refuse the resignation so that they don’t rob spaces and comrades while we watch as mute spectators.
The decadent circus of infamy.
There is a world of details that I’m unaware due to the imposition of distance, the prevailing silence and the scarcity of information with respect to those first months, only cloud my thoughts, but I get ahead of myself trying to understand how silence became this thick dense fog that involves the eviction of la Sacco and the closure of other spaces that take an offensive position. And in the midst of the silence, they only hear the lies of the prosecutors and the press. I believe/feel that silence is decisive, it is oppressive in an era where they should be listening vigorously to our opinions/reflections about everything that’s happened. This silence makes me think and my face hardens.
Because forces of repression rushed to hunt us down, because they attacked us, scrutinized us and investigated us, because some of us were arrested, because they finally kicked us out of a physical space…because of this, they talk about the defeat of la Sacco?…. when those attacks come like a snowstorm, it is never without the miserable spirits who raise a finger to accuse those who had stayed in the streets, struggling for total liberation. This trait is typical of those who seek to cleanse their image, with the hope that the wave of repression will never touch the little houses where they sleep in peace.
To face repression, the exemplary punishment is not synonymous with defeat. That our faces circulate in the press does not make us failures and losers, to understand the conflict like this is to take the spectator’s seat, it is to delusionally pretend that there will ever be a state who grants you permission to question it and confront its power. It is to speak of social war and fill one’s mouth with dead slogans, and later come the attacks and the embrace of silence as the best defense. It is to speak of war but only in times of peace.
If victory is conditional on the organisms of control never detecting or capturing us, then social war is and will always be a dead project, void before it is born.
To me, victory is the refusal to repent, living ideas fortified in permanent action, constant, relentless, unyielding, indomitable and committed. Being strengthened through the attacks instead of running away to be camouflaged in silence and the indignity of being willing to do anything to stay clean…
And it is always like this, there will always be those who look to save their dirty asses at any cost, even dirtying the honor of other comrades, there will always be those who don judges’ robes and hurry to say that the struggle has been lost, failed simply because repression has fallen upon them…..there will always be cowards and disgraces, but there will also always be those who do not easily conform, who do not fall silent, who do not resign themselves, those who take risks…and within this indomitable group one finds the most beautiful and honorable people in the world.
El Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti – a failed project?….I hope that those who insist upon this disgrace don’t miss their tongue when it’s gone …the moment will come when they have to face me, don’t doubt that for an instant.
Eight and a half years of projects against the state and its logic of domination, eight and a half years of collectivizing materials, experiences, laughter and pain. Eight and a half years raising large sums of money with the only goal being solidarity with prisoners and their families.
Eight and a half years editing and developing our own material, books written tinted in blood. Eight and a half years creating propaganda to shake up the peace of cemeteries that has been imposed as reality… Eight and a half years of constant victory, the victory and pride of perseverance, pushing forward through the storms that authority casts over those who dare to question it and live autonomously.
Eight and a half proud years of materializing what we built with words, eight and a half years of rising above the contradictions and continuing to struggle even when the times rushed against us.
That my words embrace Pepa, Ratón, Mónica, Abuelo, Garza and Vini and bring strength to the other imprisoned comrades, Mono, Tortuga, Juan, Zerman, Rusio, among many more.
That the common strength and familial gestures are the most beautiful call to set fire to prison society, its jailers and its false critics.
“Proud of our loyalty, we do not accept the defeats that they wish to smear us with”
Gaviota
Proud Member of the Sacco and Vanzetti Library and Social Center