Una irreductibilidad permanente sin vanguardias ni dirigentes.

Para l@s anarquistas no hay un método superior de lucha, en la estrategia
de irrupción social cada cual toma los medios más adecuados, esto en base
de su criterio y su consecuencia con las ideas. Cada individuo desde su
propio grado de compromiso en la lucha lleva sus ideas a la práctica con
todos los medios a su alcance para cumplir su objetivo.

Lo que sí tiene en claro es que como ácratas nos buscamos militarizar y
crear vanguardia a una lucha que su enfoque máximo es la libertad total, es
por eso que rechazamos cualquier estructura que coaccione la autonomía
comunitaria individual.

Sin siglas, sin grupos armados, sin dirigentes, sin líderes, sin absurdos
grados militares, l@s anarquistas alineamos nuestra lucha por la libertad
en la organización autónoma y sin estructuras de elite o vanguardias
armadas. Por principio negamos el “culto al fusil”, sabiendo que si
algun@scompañer@sllegan a negarse a tomar las armas es por que en
ciertos momentos puede ser
necesario, mas no por una sobrevaloración de esta línea.

La manera de financiar la lucha es propia de cada proyecto, cada cual se
aferra a sus propios medios sin aceptar (por principios) ayuda de algún
órgano estatal, partido o grupo político.

La cuestión central sobre el por que el Estado, cuando lo tiene, intenta
“aniquilarnos” es debido a su irreductibilidad en el pensamiento y el acto.
Con sus posiciones firmes confrontan al poder y por eso el poder los sitúa
como un “peligro social”, como “terroristas” o como “delincuencia
organizada”. Esa irreductibilidad es la negación de las instituciones del
Estado, la tensión de la anarquía, el mal de males para el poder y eso es
lo que castiga, lo que suprime, lo que nunca podrá asesinar.

La ley es una estrategia, es una lucha de dimes y diretes, creer en ella
suele ser inútil y por lógica, principios y consecuencias l@s anarquistas
no creemos en ellas, ni siquiera las personas que las hacen y defienden
creen en ellas pero están hechas al beneficio del poder. Entrar en ese
juego es decisión de cada quien, reivindicarse también. El punto es que
para l@s anarquistas es solo eso, una estrategia para evadir la prisión.
Son un juego del poder, ya que la lucha real, no ficticia, solo esta en las
calles, en los barrios, en las barricadas.

Mario Lopez – Tripa

 

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